hasta donde
corriendo por Sevilla

Hay momentos en que te sientes comprimido como un muelle que ha hecho bloque, te empujan por arriba, por abajo, por los lados, recibes “collejas” de tus subordinados, de tus jefes, de tus hijos, de tu familia… ¿te has sentido alguna vez así? Reconozco que en mi vida laboral me he sentido “estrujada” varias veces y puedo asegurarte que es posible salir de ahí.

La clave es poner límites. Ahora mismo voy en un tren dirección Sevilla, mi pareja está a punto de correr una maratón, es la número 15 para él, también a mi me gusta correr y he decidido que lo más que quiero correr es la media maratón, ¿por qué? Solo porque yo lo he decidido. He decidido que ahí está mi límite, al menos por ahora.

Tengo claro que puedo llegar tan lejos como yo quiera, que no son las circunstancias, ni los hechos, ni las personas que me rodean las que deciden donde puedo llegar; son mis creencias y por supuesto los actos que se derivan de ellas. A menudo mis clientes me dicen, yo no puedo esto, no puedo lo otro, mi respuesta es siempre igual, entonces no lo intentes, si tu crees que no puedes, no puedes. Como decía Henry Ford, “tanto si crees que puedes como si crees que no, estás en lo cierto”.

Esta entrada, no va de dónde puedes llegar, va de hasta dónde te dejas exprimir y sobre todo, como pones límites a las personas y circunstancias que te rodean, como yo he puesto mi límite a la presión exterior para correr una maratón. A menudo, las personas que te rodean piden más y más de ti y existe una hermosa palabra que nos cuesta mucho utilizar, NO, ¿has probado alguna vez a sentir tu cuerpo antes de ceder a una situación?

Antes de decidir cambiar mi situación laboral y despedir a mi jefe, sufrí una situación como la que acabo de describir, después de varios años en el mismo puesto de trabajo, de pronto mis subordinados se volvieron más exigentes y para evitar conflictos yo hacía algunas de las tareas que les correspondían a ellos. Por otra parte los clientes cada vez exigían más y mi jefe me trasmitía la presión que le llegaba de ellos, además de la que yo misma sentía. Recuerdo hablar esto con mi coach personal y decirle, me siento como un muelle, comprimida por arriba y por abajo, y -¿qué quieres hacer Pilar?-, – Quiero estirarme-,- pues ¿a qué esperas? Pon las cosas en su sitio, pon los límites que necesitas-. Está claro que hay momentos en que hay que dar un poco más, cuánto más, solo tú puedes decidirlo.

¿Has intentado alguna vez decir a tu jefe o a tu cliente dónde está tu límite? A veces cuando no ponemos límites en el trabajo, luego los ponemos en casa y nos hacemos unos déspotas ahí. Otras veces, no ponemos límites en ningún momento de nuestra vida y como nos sentimos culpables por no dedicar el suficiente tiempo a “las personas que nos importan” pretendemos comprarlas con regalos caros. Para poder pagar esos regalos caros, necesitamos trabajar aún más.

 

Y aquí estás de nuevo, en la carrera del hamster, trabajando y trabajando, comprimido y comprimido, ¿no crees que es hora ya de estirarte?

Muchas gracias por llegar hasta aquí, espero que te haya gustado. Si es así, por favor compartelo.

Puedes ponerte en contacto conmigo en los comentarios o escribirme un mail a pilarsanzmartinez@yahoo.es contándome en qué aspectos de tu vida necesitas poner límites y no sabes como.

2 thoughts on “Hasta dónde

  1. Me ha encantado la frase de Henry Ford, que desconocía y con la que estoy completamente de acuerdo.
    Esa imagen del muelle comprimido por arriba y por abajo me resulta muy visual, dan ganas de dejarlo libre para que vuelva a su estado natural.
    Es un placer leer estas píldoras de reflexión.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

    Like

Leave a comment

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.